"Lo que no se nombra no existe"

El genérico masculino primero invisibiliza a las mujeres. Por ejemplo, en una frase tan común como: "los universitarios son inteligentes" queda claro que los hombres universitarios son inteligentes, pero no se sabe nada de si hay mujeres universitarias o de si éstas poseen esta cualidad. En segundo lugar, las excluye, no se habla de ellas, y de lo que no se habla, no existe.

Según Carlos Lomas, es como si el masculino quisiera decir también femenino. Y como no es así, a fuerza de hacerlo lo que se logra es hacer como si el femenino no existiese.

El lenguaje impuesto por el androcentrismo es la primera violencia con la que se encuentran las mujeres ya que tienen que construir su personalidad a través de un "como si fuera".

Tenemos que empezar a reapropiarnos del lenguaje con libertad y sabiendo que éste tiene la suficiente capacidad para representar el mundo en las dos formas de lo humano: el masculino y el femenino.

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