Lo que importa cuando de familias se habla es la calidad de las relaciones que la constituyen y el afecto entre sus integrantes, no su orientación sexual. Es importante agregar, que la familia cumple un rol privilegiado en la sociedad, en tanto es el lugar por excelencia donde se reproduce la desigualdad social y por lo tanto, debe sufrir un cambio y actualización en la definición que da el Estado a través de sus instituciones, normas, políticas públicas, y la cotidianidad que viven las personas que se alejan de este esquema.

La diversidad sexual en la familia, apareció como un problema que sostiene relaciones de violencia, dadas unas características de género, sexo y sexualidad es decir, históricamente, ser mujer u homosexual, son 

condiciones significativas de desigualdad respecto a los tipos de familias, problemas con rasgos de inferioridad social que pueden llevar a la discriminación o a su inivisibilización por vía de la violencia.  

En la actualidad existen familias de muchos tipos: familias formadas por parejas heterosexuales, familias extendidas formadas por parientes cuyas relaciones no son únicamente entre padres e hijos, familias monoparentales formada por uno solo de los padres (en la mayoría de casos por la madre), familias reconstituidas con hijos de ambos miembros e hijos en común, familias homoparentales constituidas por parejas homosexuales, etc. Esta es una realidad cada vez mas aceptada por la sociedad, aunque queda mucho camino por recorrer, ya que todavía existen colectivos que consideran que dentro de esta diversidad de familias hay algunas que son mucho mejores que otras. Las familias homoparentales son las que suelen quedar en peor lugar, llegando a ser consideradas perjudiciales para sus propios hijos e hijas. En muchas ocasiones se muestra como los valores patriarcales y las preferencias de estilos de vida influyen en las historias maritales, en la fecundidad, en las pautas de empleo, en la segregación ocupacional y en la movilidad laboral sobre todo de las mujeres.

Los hijos e hijas de todas estas modalidades de familias asisten a la escuela infantil y todos ellos tienen derecho a ser tratados y educados con el mismo respeto y de la misma forma, independientemente de la familia que tengan y de la orientación sexual de sus miembros, por ello y teniendo en cuenta la homofobia que existen aun en nuestra sociedad, es necesario que desde el ámbito educativo se planteen de qué forma tratar el tema de la homosexualidad y, en general, de la diversidad sexual. Los educadores debemos fomentar en los alumnos y alumnas el respeto hacia todas las personas, tengan la orientación sexual que tengan. También debemos promover la aceptación y valoración de la diversidad existente y trabajar para erradicar los prejuicios y cualquier tipo de manifestación homofóbica, todavía presentes en algunos centros educativos. Si en alguno momento se produce algún tipo de conflicto o rechazo por parte de otros miembros de la comunidad educativa hacia familias de otros niños o niñas, es importante abordar estas cuestiones en lugar de evitarlas.

Como educadores debemos tratar la homosexualidad con los niños de forma natural y positiva, utilizando las palabras adecuadas y explicando su contenido para conseguir la normalización del tema homosexual.

Los niños y niñas deben poder hablar de las personas gays y lesbianas de su entorno o que conozcan y también de las que aparecen en los medios de comunicación con total normalidad.

Es muy importante responder a todas las preguntas que los niños y niñas se puedan plantear con relación a la homosexualidad de forma adecuada, limitando desde el primer momento cualquier comentario o manifestación de tipo homofóbico que los niños y niñas puedan haber aprendido en su entorno familiar, de amistades o de la televisión. 

• Educar en la diversidad afecto-sexual desde edades tempranas.
  
• Favorecer y atender el respeto a las diferencias personales y familiares.
  
• Prevenir el acoso entre iguales, el sexismo y la LGTB-Fobia.
  
• Atender, dentro del aula, a la diversidad sexual y de género del alumnado y de sus familias.
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• Hacer entender a nuestro alumnado que los hombres y mujeres tenemos diferentes opciones/orientaciones a la hora de vivir nuestra afectividad y nuestra sexualidad.

Se pretende que los niño y niñas interioricen que la familia son las personas con las que viven, que no hay familias mejores ni peores y que todas las familias, independientemente de los miembros que las componen, son capaces de aportarles la estabilidad que necesitan, de responder a sus necesidades y de querer a sus hijos e hijas.